Mi hermano es un tipo muy particular. Tengo un inmenso abanico de sus ocurrencias y modos en mi memoria. Recuerdo bien, por ejemplo,todas las tardes, cuando yo llegaba y él estaba en su cuarto. Andrés llegaba de la universidad, se preparaba un sánduche -media canilla- siguiendo un procedimiento tradicional de derretir el queso sobre el jamón y levantándolo después haciendo equilibrio con un delgado cuchillo. Se instalaba en su cuarto, frente al televisor, y se disponía a ver un programa que había grabado con su VHS. Esto sin embargo no lo apartaba de la vida familiar. Generalmente hacía este ritual en un momento en el que todavía no habíamos llegado a casa los demás; tanto así que en la medida que íbamos llegando, abríamos la puerta cerrada de su habitación y lo encontrábamos allí: con su franela blanca y unas bermudas. Cruzadas las piernas, se veía cómo la mitad de una de sus medias blancas le "colgaba" más allá del pie. En el momento en el que lo interrumpíamos, agarraba el control remoto, accionaba el
pause, y con una sonrisa y un tonito amable nos decía:
¿qué pasó, manita? Toda esta historia se paseó con detalle en mi mente esta mañana, cuando vi a Alejandra dormida... De piernas cruzadas, con la mediecita blanca colgando del pie, la imaginé preguntándome
¿qué pasó, mamá? *Debo aclarar que la frase "qué pasó" se usa comúnmente para saludar en Caracas.
2 comentarios:
Cada palabra fue una fotografia en mi mente, no pude evitar el llanto, que raro! te queremos mucho y esperamos tu regreso... aun no puedo dejar de llorar
Hola, aquí estoy. Me he metido por todos los rincones del blog. Muchas gracias por el link. Nos seguiremos leyendo
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