viernes, 25 de abril de 2008

Descubriendo a Daniel



Esta semana nos ha visitado Daniel. El amigo de Armando que hubiera sido nuestro padrino de bodas si hubiera podido estar en Caracas para ese entonces. En estos días lo he vuelto a descubrir, y Alejandra lo ha conocido por vez primera. Daniel es un tipo increíble: transparente y descomplicado. Cada vez que -esporádicamente- pasamos tiempo juntos me doy cuenta otra vez de algo que olvido pronto. Es un tipo normalazo, a quien le da lo mismo tener que no tener, que se la pasa bien con todo, y que además derrocha una generosidad sin pose. Alejandra se dado cuenta de ello muy pronto, y le ha aceptado su invitación a comer pinchos y a ir de paseo a San Sebastián. Mi hija tiene ahora un nuevo amigo.

martes, 22 de abril de 2008

Recogiendo papeles


He recibido esta mañana un correo de mi director de tesis diciéndome que el retraso de la defensa es "Normal. O, incluso, mejor...". Al leer el mensaje de pronto desapareció el caótico encontronazo de sentimientos que me agobiaban desde ayer. Qué tonta soy: no era más que miedo. Lamentablemente seguiré montada en esta montaña rusa hasta que llegue el día de la defensa, y esto no será sino un adelanto de lo que en el futuro me tocará vivir con la tesis.
Aunque pensándolo bien, puede que con todo esto haya tenido mucho que ver el sol, que por fin ha salido en Pamplona.

lunes, 21 de abril de 2008

Revuelta


"¡Pero qué horror! ¿Esa gente no se ha leído Las memorias de Mamá Blanca?" Fue esa la frasecita hiriente que me dejó mi hermana en una ventana del skype luego de que avisara, en el nickname, que mi defensa ya no sería el 5 de mayo porque los miembros del tribunal pidieron más tiempo para leerse la novela. Hiriente porque tenía revuelta el alma. Desde el viernes, cuando traté de cambiar mi boleto a Venezuela y perdí los papeles (los cabales)en la agencia, estoy así, un poco revuelta. Es la segunda vez que los pierdo desde que llegué a Pamplona. Un récord del que me siento orgullosísima, y por el que le debo mucho a este sosegado ritmo de vida. El tema es que sigo con los papeles perdidos, y universalizo las tonterías: como me dijeron que no me podían cambiar el pasaje en la agencia, pensé en todos los "no se puede" que me han dicho en tierras españolas... y como estos dos profesores quieren leerse la novela, pensé en todos los que no conocen América, ni su literatura no-colonial, en esta universidad hermana en la que a nadie le interesa mi recién nacida universidad... y en tantas cosas que me he tomado a risa, cuando en realidad me pesan más de lo que quisiera.
Ahora estoy en huelga... en paro intelectual.

jueves, 17 de abril de 2008

Alma venezolana


Alejandra tiene tiempo que no llora. Digo que no llora, porque desde hace al menos un mes no llora a diestra y siniestra a cualquier hora y sin razón. Ahora es mucho más divertida porque está siempre riendo, jugando, observando y descubriendo. Cada vez que llora lo hace por algún motivo que podemos reconocer de inmediato y resolver para que vuelva la calma al hogar. Llora si se ha dado un golpe, llora si se aburre de estar acostada y llora si no se quiere dormir. Eso es todo.
Pero desde hace pocos días ha encontrado una nueva forma de manifestarse. Emite un gritico -que imita un poco el ritmo del llanto- y mientras lo hace pone cara de drama. Se pone la mano en la frente, hace una mueca con la boca, entrecierra los ojos y a veces ¡hasta se hala el pelo! Cuando la veo no puedo dejar de recordar a las insignes protagonistas de nuestras telenovelas: Cristal, Abigaíl, Topacio, Leonela... y la nunca bien ponderada Lupita Ferrer.
Mi hija empieza a ambientarse dándole rienda suelta a su alma profundamente dramática.

* La imagen es la promo de la telenovela "Alejandra" que hacía María Conchita Alonso. Un culebrón que le encantaba a Andrés.

martes, 15 de abril de 2008

Iguales o muy iguales

Número 1: Quiero ser igual.
Número 2: Serás igual cuando dejes de considerarte diferente.
Número 1: ¡¡¡Noooo!!! Quiero ser muy igual, tan igual como tú.
Número 2: Para eso debes ser normal, tu igualdad debe pasar desapercibida.
Número 1: No. Quiero que todos reconozcan que soy igual.
Número 2: Está bien, te haré un ministerio.

Cosas de la igualdad.

viernes, 11 de abril de 2008

A propósito de los agradecimientos


Recuerdo los agradecimientos de mi tesis de licenciada, y luego, de mi tarjeta de graduación, y de cuanta cosa he hecho en esta vida... todos han sido profunda y absolutamente cursis. Es que me emociono mucho cuando me toca recapitular cuánto me ha ayudado la gente, y así caigo en el viscoso fango de la cursilería.
Me propuse con mucho compromiso no agradecer más de lo necesario en el Trabajo de Investigación. Así lo hice. La Uni, la FC, el director y Armando. Un parrafito distante y sereno, y cumplidos los compromisos.
Armando, de pronto, me hace una pregunta:
-¿y Alejandra?
-¿Qué de Alejandra? -le respondo.
-¿No le vas a agradecer?
-Distantes y serenos -pongo cara de mujer madura.
-Pero a ella le debes un montón. Ha sido paciente, te ha dejado hacerlo. No te ha reclamado más de lo absolutamente necesario...
Me mantuve firme. No incluí nada más.
Pero Armando tenía razón. Le debo un montón. No sólo lo del trabajo, le debo que haya ocupado mis pensamientos, y que ahora este blog no sea sobre mí, sino sobre ella.

martes, 8 de abril de 2008

Buenos días


Mis hermanos fueron los primeros años de su educación primaria a un colegio que dictaba clases de tarde. Esto respondía a una realidad: a mi mamá le daba dolor despertarlos en la mañana. Así transcurrió nuestra vida; mi mamá trataba de formarnos en todas las virtudes, pero eso de que aprendiéramos a despertarnos a tiempo no se le daba bien, porque todo su amor de madre se concentraba en el momento en el que se deleitaba viéndonos dormir.
Como todo con la maternidad, ahora entiendo a mi mamá. Despertar a Alejandra me parece un crimen, y ella ya empieza a mostrar su lado más Guerra en las mañanas. Su rutina consiste en despertarse a las siete -medio dormida- a comer, y luego como si nada hubiera pasado sigue durmiendo hasta las 10:30.
Ayer se saltó el desayuno. Eran cerca de las nueve y aún no se había despertado. Armando me dijo que la levantara, porque si la dejábamos más se trastocaría demasiado el horario de las comidas. Fui, la vi, recordé a mi mamá. Estuve un rato más observándola y me atreví a tocarle el bracito. Ella, como si nada. Seguí viéndola, y empezó a moverse. No abría los ojos, pero se movía como tratando de entender qué pasaba. Tiró los brazos enérgicos: Ramón. Ahora con una pata de Ramón en cada mano, movimientos de estiramiento. El pobre Ramón haciendo contorsionismo. Los ojitos de Ale, cerrados. Un buen intento fallido: en segundos volvió a caer rendida. No le interesaba despertarse. Y en ese fracasado despertar me reconocí, reconocí a Kharina y reconocí a Andrés.

sábado, 5 de abril de 2008

Jugando sola


Unos manuales de educación infantil -de esos que tanto me gustan- dicen que es muy conveniente dejar que los niños jueguen solos y que se acostumbren a estar así. Otros, dicen que no hay que dejar a un niño demasiado tiempo solo, porque es la interrelación con sus padres lo que lo estimula y lo hace crecer. Como bien saben, yo leo muchos manuales y al final hago estrictamente lo que me ordena mi hija. De manera que ayer Alejandra tomó las riendas de su proceso formativo y se decidió a jugar sola. Mientras yo me daba golpes arreglando el formato del trabajo de investigación, ella se la pasó feliz de la vida con sus juguetes. Agarró el sol -que por el otro lado es espejo- y estuvo conversando con él. Lo último fueron las carcajadas. Oírla reírse con entusiasmo sin que eso me incluyera a mí o a Armando me resultó muy raro. Al final no sé lo que sentí: no sé si celebré su recién estrenada independencia, o si me entristeció ver que no me necesitaba para divertirse. ¡Mi pobre madre, cuánto habrá sufrido conmigo, su hija rebelde!
PD. La foto la tomé escondida, desde la puerta del cuarto. Fíjense que tiene su juguete preferido muy cerca.

miércoles, 2 de abril de 2008

De acentos y orígenes

Ayer veía el último capítulo de la temporada de Los Serrano -una serie española- y me topé de nuevo con un asunto recurrente en esta televisión: resulta que los padres de la novia del protagonista, que es mexicana, llegaron de sorpresa... la sorpresa fue la mía cuando me di cuenta de que eran unos argentinos "haciendo de mexicanos" sin poner ningún esfuerzo en ocultar su acento. Digo que es recurrente porque el otro día por suerte pasé por un capítulo de Cuenta atrás -una serie algo así como policíaca- en el que aparecía una banda de latinos. Resulta que la familia de un chico colombiano que moría estaba compuesta por una madre cubana y una hermana ecuatoriana -aparentando ser colombianas-. Y para finalizar, puedo mencionar a un profesor -de una seria gamberrísima sobre adolescentes- que dice ser mexicano, cuando en realidad hace gala de su acento argentino. Nadie -excepto los latinoamericanos- se da cuenta de que cada quien viene de un sitio distinto, y de que uno no puede hacerse pasar por otro.
Evidentemente para los directores de casting "América es una sola", y viéndolo con buenos ojos en la tele española se hace realidad el sueño de Bolívar.