Mi mamá ha decidido retirarse. Y ha empezado por comunicar la noticia a cada uno de sus hijos. A todos nos ha caído por sorpresa. A mí me resulta un poco raro imaginarme a mi madre en una dinámica distinta a la laboral.
Ayer, cuando me lo dijo por teléfono, la escuché con atención. "Es que no quiero seguir trabajando", me aclaró en un momento. De pronto me di cuenta de que era la primera vez, en toda mi vida, que escuchaba a mi mamá argumentar una decisión con un simple
no quiero. Y me dije: quién soy yo para objetar su primer deseo sincero que, paradójicamente, es jubilarse.
Como no pudo -aunque quiso- ser madre de tiempo completo, ahora -pienso- podrá ser una abuela a tiempo completo.
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