Las noticias internacionales siempre suenan muy lejanas. Los muertos en Irak, las víctimas de un terremoto en Japón, los hambrientos de África... Aunque mi conciencia me dice siempre que debo pensar en cada una de las personas que se esconden detrás del titular, casi nunca lo logro. Me di cuenta de que no lo logro ayer, cuando escuché una noticia internacional que me llegó profunda y que me llenó de miedo.
Hoy sé que todos están bien. Pero sufrí mucho imaginándome a mis amigos con coche que estacionan allí, a mis amigos de Barañáin que se vienen por la cuesta, a los dos amigos de Oficinas Generales que me sacan de aprietos con la matrícula, a los venezolanos haciendo doctorado, a los flojos -como yo- que esperaban la villavesa. Por primera vez, le di mi entusiasta aprobación a la hora del café española en la que las oficinas quedan desiertas. ¡Cuánta sabiduría! -la de Dios-.
Diario de Molinoviejo (V)
Hace 9 meses