"¡Pero qué horror! ¿Esa gente no se ha leído
Las memorias de Mamá Blanca?" Fue esa la frasecita hiriente que me dejó mi hermana en una ventana del skype luego de que avisara, en el nickname, que mi defensa ya no sería el 5 de mayo porque los miembros del tribunal pidieron más tiempo para leerse la novela. Hiriente porque tenía revuelta el alma. Desde el viernes, cuando traté de cambiar mi boleto a Venezuela y perdí los papeles (los cabales)en la agencia, estoy así, un poco revuelta. Es la segunda vez que los pierdo desde que llegué a Pamplona. Un récord del que me siento orgullosísima, y por el que le debo mucho a este sosegado ritmo de vida. El tema es que sigo con los papeles perdidos, y universalizo las tonterías: como me dijeron que no me podían cambiar el pasaje en la agencia, pensé en todos los "no se puede" que me han dicho en tierras españolas... y como estos dos profesores quieren leerse la novela, pensé en todos los que no conocen América, ni su literatura no-colonial, en esta universidad hermana en la que a nadie le interesa mi recién nacida universidad... y en tantas cosas que me he tomado a risa, cuando en realidad me pesan más de lo que quisiera.
Ahora estoy en huelga... en paro intelectual.
5 comentarios:
"En paro intelectual..." Yo te apoyo, pero, ¿crees que en este mi querido país alguien va a notar a un parado intelectual más?
jajaja. Qué poco me duró el paro. Sobre todo teniendo en cuenta que ayer, de la angustia, me terminé la novela que estaba leyendo.
A veces esta pérdida de papeles es más efectiva para hacer funcionar la cabeza que cualquier otra cosa. Sana, sana, paciencia de rana.
Creo que en Pamplona, del mismo modo que hay la semana del pincho y la de la cazuelica, hay la de la revuelta.
Y no la de los revueltos...
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