lunes, 1 de junio de 2009

Los hijos

Toda la vida la pasó convencida de la idea progre de que los hijos vienen cuando uno quiere. Aquella amiga le dijo un par de veces que eso era mentira: que los hijos vienen cuando Dios los manda.

Un buen día decidió que ya era hora de que Dios le mandara los hijos… y se puso a buscarlos. En el intento reiterado cayó en cuenta de que aunque los quisiera, y aunque lo intentara, es Dios -siempre Dios- el que los manda.

Y se puso a pedirlos, más que a buscarlos. Y mientras pedía le decía a Dios que se había equivocado, que es cierto que los hijos no vienen cuando uno quiere, sino cuando Dios los manda.

Y Dios, que no se deja ganar en generosidad, viéndola convencida… se los mandó.

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