sábado, 8 de septiembre de 2007

Un hermanito

El otro día venía de mi curso de preparación al parto en la Villavesa (extraño nombre con el que los pamplonicas llaman a los autobuses). Sentada en el bus, hice una amiguita. Ella viajaba con su mamá, que se quedó con su hermanito -Álvaro- en una zona reservada para los cochecitos. Mi amiguita se sentó a mi lado, luego de que la ayudara a subirse al asiento. Traía una mariposa, y me veía con cara de simpatía.
- ¿La hiciste tú? -le pregunté.
- Sí -me explicó con detalle-, éstas son las orejas, y ésta, la nariz, esto... mmm... los mrsctchgs -casi regurgitó mientras señalaba un saquito arriba de la cabeza.
Me miraba con cierta curiosidad. Dada la magnitud de mis dimensiones, me atreví a preguntarle:
- ¿Sabes qué llevo aquí adentro? -dije señalando mi panza.
- Sí -me dijo-, ¡un hermanito!
Qué cosas ¿no? Cómo casi todo depende de lo que ha vivido cada cual...

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