martes, 21 de agosto de 2007

Agente libre


Hace ya seis meses que estamos en Pamplona. Han sido días y días de difícil adaptación. Sobre todo por el clima, que dista mucho de nuestro siempre sonriente trópico. Ahora estamos a menos de un mes del nacimiento de Alejandra, viviendo un extrañísimo verano, con brisa fría y bastantes días de lluvia. Desde hace una semana mi mamá nos acompaña, prevenida al bate, por si acaso se adelanta el parto. Mis suegros llaman recuerrentemente "a ver si ya ha pasado algo". La matrona, como buena española, nos dice que no nos aceleremos, que se nos va a hacer muy larga la espera si empezamos desde este momento... Quién sabe, en estos tres meses de tratar -¡sin ningún tipo de éxito!- de que Alejandra se mueva cuando le decimos y de que se quede quieta cuando se lo indicamos, me he convencido de que desde ya es un "agente libre" y de que nacerá el día que ella quiera. A ver cuándo "le apetece", como dicen los españoles.
Mientras tanto, yo trato de concentrarme en el trabajo de investigación. Pero la verdad es que ya estoy demasiado metida en el plan de la maternidad, y casi no puedo hacer nada. No por el peso de la barriga, ni por los deprimentes días de lluvia, sino por las ansias de conocerla, de verla, de ponerle toda la ropita que nos han mandado, y de empezar a vivir una vida de mamá.

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