El otro día en el VIPS a Alejandra le regalaron un globo de helio. La cara de inmensa felicidad que puso cuando vio venir el globo hacia ella fue de fotografía. No nos imaginamos nunca el impacto que tendría en su día. Al salir de la tienda le amarramos la cuerdita en uno de los tubos del cochecito. La pobre se agotó tratando de traer hacia sí el globo que se iba hacia a atrás gracias al viento contrario a la marcha. Viendo que se desesperaba, acortamos la distancia de la cuerda, pero tampoco así podía mantenerlo en sus manos. Solución: papá cargó a Alejandra y a su amigo El Globo. Fueron cuadras de sonrisitas, carcajadas, abrazos, besitos de nariz, encuentros cercanos... diversión total.
Concentramos en ese globo toda nuestra ilusión de que aprenda a ser feliz con poco, disfrutando de cada pequeño detalle.
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