Ayer estuvimos en la piscina en casa de unos amigos en Madrid. Estos chicos con el tiempo se han vuelto cada vez mejores personas. Son esos amigos con los que se cuenta, en cuya casa te sientes como en el propio hogar, y a quienes les puedes pedir un favor con la tranquilidad de saber que les hace feliz ayudarte... Pues bien, así son ellos; y cada vez son más así.
Alejandra se lo pasó bomba en la piscina. Fue su primera "inmersión", así que nosotros la disfrutamos tanto como ella. Nos metimos en la piscina de niños, que tenía mejor temperatura por razones obvias...
Al salir de su apartamento, en la noche, Armando me dijo
¡qué chéveres son!. Yo me di cuenta de que chévere es cualquiera, basta con ser simpático y para eso no hace falta mucho esfuerzo. Difícil es ser bueno: ser capaz de sacrificar las propias comodidades para atender las de otros, y querer a esos otros de gratis.
Nosotros somos chéveres -dije con cierta vanidad-,
pero ellos son buenos.
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