Hace días un amigo nos contaba lo que le había dicho a su padre el día que decidió no hacer la Confirmación. Hoy suena a reproche, pero le preguntaba con sencillez: papá, cuándo me dijiste que Dios existe, cuándo me enseñaste a rezar... Ante el par de preguntas, el papá aceptó sin chistar la decisión de su hijo.
En casa seguimos pensando sobre en qué consiste la libertad de los hijos para decidir sobre su fe, y de golpe nos dimos con la dura verdad que nos repiten en teoría: la libertad sólo funciona cuando se elige el bien. De manera que entendimos que cuando los padres practican, son ejemplo de vida piadosa, están poniendo a sus hijos en verdadera ocasión de elegir: o esto, o nada, o a medias, o poco... Así sucede con las diferencias entre los muchos hermanos de una misma familia, cada cual elige sus modos de practicar la fe.
Pero luego, ahora, hoy, cuando uno de esos hijos que ha decidido alejarse de la práctica religiosa funda una familia, le quita a su hijo la oportunidad que sus propios padres le dieron: la de elegir. Si no le dejan conocer la opción, le están restando la posibilidad de escoger. Así que es un poco tonto aquello de que uno no bautiza un hijo porque prefiere esperar a que él decida qué quiere ser... ya no tendrá nada que decidir, porque no tendrá nada que dejar.
Diario de Molinoviejo (V)
Hace 1 año
1 comentario:
Hola. Soy Txarlin. Espero que les vaya bien. Hoy dia 8 de marzo de 2010 he leido en la pagina 9 del Diario de Navarra, el articulo de Armando. Podrian mandarme su E-mail al mio? irrintxiluz@gmail.com. Un abrazo fuerte desde Pamplona
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