Alguna vez supe que el padre de un niño bienquerido recomendaba a sus amigas que, si tenían la posibilidad, se hicieran la prueba para determinar si su hijo venía con alguna malformación.
La respuesta se me quedó en la punta de la lengua: puedes matarlo ahora, la única diferencia entre hoy y ese momento es que ya te has encariñado con él. No lo dije: sonaba demasiado cruel, brusco, ofensivo.
Tan ofensivos como los argumentos de quienes apuestan por que la interrupción de la vida antes de la semana 14 sea un derecho. Matar a un niño en el vientre de su madre es lo mismo que matarlo afuera de éste. Defender el aborto es una aberración que lleva consigo el peso de la culpa de quien comete un homicidio.
Pd. La noticia en España: El Consejo de Ministros aprobó el jueves el anteproyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y Salud Sexual y Reproductiva, que contempla el aborto libre hasta la semana 14 y hasta la 22 en caso de riesgo de la vida o salud de la mujer o graves anomalías en el feto.
Diario de Molinoviejo (V)
Hace 1 año
5 comentarios:
¿El aborto libre? ¿O sería mejor decir "el asesinato libre"?
Respecto al aborto en caso de riesgo de la vida de la madre, hay que ver muy detenidamente cada caso... Quitar una vida siempre es quitar una vida.
Me ha encantado leer lo que escribiste.
Un beso.
Tengo la ecografía de Joana por algún lado: 12 semanas. Podría haberla matado.
Vaya, el sobreentendido en el comentario anterior puede llevar a malentendidos: quise decir que entraba en el tiempo supuesto para poder ser asesinada, pero lo que se ve en la ecografía de Joana es a Joana, no una masa informe, una mancha, un conjunto de células.
Por si las moscas, anuncio, no he sido yo esa madre ni mi esposo ese padre que andan por ahí promoviendo la amnioscentesis para evitar las dificultades de un hijo con síndrome de Down. Leí esta entrada y aplaudo tu postura que comparto plenamente. Algún suspicaz podría relacionarme y éste es uno de los casos en los que no me da igual lo que piensen de mí, no me da igual porque toca las más profundas convicciones a las que he apostado mi vida y el amor por una hija que defendí desde el primer momento en que los diagnósticos de la ecografía mostraban probabilidades muchísimo más graves. Ante los diagnósticos simplemente nos enamoramos más de nuestra hija y lo hicimos todo por protegerla hasta las últimas consecuencias. Querida Grisel mi comentario es una ratificación de tu postura.
Mónica, no había leído tu comentario... No sabía que pasabas por mi blog. Ustedes son un ejemplo de padres maravillosos... y mi amigo, aunque no lo parezca, también. Lo que pasa es que hay que tener una fe muy cierta y un amor muy grande para no ceder ante el miedo. Te queremos.
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